El e-mail de IOI

Por fin he recibido el e-mail prometido por IOI. Este es el e-mail recibido:

Nuestras naves funcionan gracias a la dinámica de polaridades como se sugiere en el post por usted publicado. La energía que utilizamos es la que está ahí, en todos sitios, en cualquier momento, sólo tienen que aprender a utilizarla. No se trata de la energía del campo que ustedes llaman electromagnético ni la de la gravedad, ni la de la fuerza nuclear fuerte, ni la de la fuerza nuclear débil sino la energía básica, la energía del Todo-Nada.

Esa energía esta aquí. Ahora que ustedes están empezando a ser conscientes del calentamiento global, de la crisis energética, del desatre ecológico, etc. sólo tienen que aprender a utilizarla.

1º. No intentando controlarlo todo sino comprendiendo. 2º. No destruyendo sino creando.La solución es la tercera fuerza, la resultante de la coincidentia oppositorum en el límite del vacío cuántico y no las que utilizan en la actualidad ustedes basadas en la oposición de contrarios.

Ustedes se han liado con la física cuántica y se hallan en un callejón sin salida. Sin embargo, los sencillos científicos antiguos estaban más cerca de la realidad que los sofisticados físicos actuales.

Las cuatro fuerzas son energías de la materia física. Ustedes buscan sus últimos componentes y piensan que eso es todo. Se olvidan de que lo real es mucho más que la materia. Estudian su estructura, pero se olvidan de los principios creador y destructor, que ya no son materia sólo.

Las fases o momentos de la energía son:

-emanación o creación. Lo que los antiguos llamaron inteligencia.

-estructuración o formación. Lo que los antiguos llamaron mente.

-manifestación o materialización. Lo que los antiguos llamaron cuerpo.

-disolución o reflexión. Lo que los antiguos llamaron alma.

En la física de las partículas los quarks y los leptones son los fundamentales constituyentes de la materia: 6 quark («up» (arriba), «down» (abajo), «charm» (encanto), «strange» (extraño), «top» (cima) y «bottom» (fondo)) y 6 leptones (el electrón, el muón, el tau y tres neutrinos asociados a cada uno de ellos).

Los antiguos dividieron el cielo en 12 sectores.

Sus correspondientes antipartículas explican la dinámica de polaridades.

Pero todo esto es sólo una parte de la realidad, la material o física.

Nosotros conseguimos una teoría del todo. Para ustedes esta sería una teoría que unificara las cuatro fuerzas fundamentales de la materia: gravedad, fuerza nuclear fuerte, fuerza nuclear débil y la fuerza electromagnética. Nuestra teoría tiene en cuenta, además, las cuatro fases o momentos de la energía.

Una energía de creación o emanación, una energía de materialización, una de estructuración y una de disolución: distintos momentos de la energía. Este modelo explicaría a los científicos humanos muchos fenómenos que para ellos no tienen ni tendrán explicación con el actual modelo que sólo contempla las cuatro fuerzas.

La fuerza gravitatoria atrae y es de largo alcance.

La fuerza electromagnética repele y es de largo alcance.

La fuerza nuclear fuerte mantiene unido el núcleo atómico, es de corto alcance.

La fuerza nuclear débil es la responsable de la desintegración atómica, es de corto alcance.

En realidad se trata de sólo dos fuerzas o energías en dos niveles distintos de realidad: atracción-repulsión.

La física actual no ha descrito aún algo que sabían los antiguos: la fuerza de disolución o destrucción: todo lo que se crea se destruye.

Al encontrar estas correspondencias estamos en condiciones de entenderlas y unificarlas en una teoría del todo.

Nuestras naves están construidas según el modelo del universo y funcionan como este.

Se basan en las energías básicas de atracción-repulsión para moverse en el espacio. Para moverse en el tiempo utilizan la interacción de los cuatros momentos de la energía.

Ustedes toman la energía del entorno: es decir condensáis o materializáis, no creáis, ni dais forma, y destruís a un ritmo no propio de la naturaleza. Nosotros no hacemos nada contra la naturaleza.

Nuestras naves captan la energía en su momento de creación (vacío cuántico) y generan un plasma de electrones que estabilizan (estabilizador) y estructuran (transformador), polarizando la energía (+ -). Su fusión en un tercer vector origina la energía apta para desplazarse en el plano físico. Todo este proceso es un reflejo de las fases naturales de emanación, estructuración, materialización y destrucción.

Pero ustedes se preguntarán cuál es la tecnología que permite esto. Para explicárselo tendría que escribir muchos signos que ustedes no entenderían. No obstante les daré algunas pistas basándome en su tecnología.

La cámara de vacío es eso mismo.

El transformador está construido según las leyes del electromagnetismo.

El anillo es un acelerador de partículas.

La energía propulsora utiliza los campos gravitatorios naturales.

La nave no está construida por partes ensamblada, como sus máquinas, sino como un organismo, un todo.

La tecnología que permite esto (aunque yo no la llamaría tecnología) se parece más a la alquimia que a la química, no se trata de un ingeniería (¿proviene esta palabra de ingenio?) sino de un acto de creación. Nuestras naves están creadas de materia biológica, materia mineral, materia psíquica y materia mental. Nosotros aportamos la consciencia.

Pero ustedes se preguntaran de dónde tomamos la energía inicial para producir el vacío cuántico a partir del cual se genera el plasma de electrones que iniciará todo el proceso.

A veces, de los fenómenos eléctricos naturales, otras, de sus instalaciones (cuando no tenemos más remedio) o del magnetismo natural y de otros fenómenos que ustedes desconocen.

En realidad estoy tratando de explicarme en su lenguaje, lo cual deforma lo que estoy diciendo. Esto es por tanto sólo una aproximación. Perdone por mi español.

Los científicos antiguos decían «así como es arriba es abajo», según la ley de las correspondencias. Estudiando la naturaleza visible comprendieron la invisible. Así como funciona el sistema energético macrocósmico así funciona el microcósmico. Pero ustedes olvidaron sus enseñanzas.

Y la tienen delante de los ojos.

Creo que ustedes tienen una máxima que dice: «no hay más ciego que el que no quiere ver».

Aunque con variaciones, este mensaje es el mismo que yo conservo en el diario encontrado.

A estas alturas no tengo ni idea de quién es IOI en realidad. Quizá alguien que me está tomando el pelo.

Así que le escribí invitándole a que accediera a mantener un diálogo con los lectores de este blog. Él ha aceptado mi invitación.

Dejen aquí sus preguntas y comentarios.